Durante las últimas semanas de la vida de nuestro Señor, los saduceos se acercaron a Jesús y le hicieron una pregunta con el proposito de atraparlo (Mateo 22:23). Los saduceos, por supuesto, no creían en la resurrección de los muertos (Hechos 23:8). La pregunta se refería a una mujer que había estado casada con siete hermanos (Mateo 22:24-28). Sus preguntas fueron: "En la resurrección, puesto que todos la tuvieron, ¿de cuál de los siete será mujer?"
Al responder a la pregunta, Jesús respondió: Están equivocados porque no conocen las Escrituras, ni tampoco el poder de Dios;" (Mateo 22:29). Continuó explicando que en la resurrección no hay matrimonio, pero los hombres son como los ángeles en el cielo (Mateo 22:30-31). ¿Por qué se equivocaron los saduceos? Se equivocaron porque no conocían las Escrituras.
Las Escrituras son las palabras de Dios. Pablo escribió: “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16). Siempre que enseñemos algo diferente a las Escrituras, nos estamos equivocando. Todo lo que Dios dice sobre cualquier tema es la verdad sobre ese tema. “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. (Juan 17:17)”. Siempre debemos evaluar lo que creemos y practicamos por medio de las Escrituras (Hechos 17:11). Si no se encuentra allí, entonces estamos equivocados.
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