En 1 Crónicas 17, el rey David decidió que quería construir un templo para Dios. El profeta Natán le dijo a David que hiciera todo lo que estaba en su corazón porque Dios estaba con él. El único problema era que Natán estaba hablando por Dios cuando Dios no había hablado.
Más tarde esa noche, Dios le dijo a Natán en un sueño que David no podía construirle un templo. Dios incluso hizo la pregunta: "¿Cuándo he pedido una casa de cedro?" Nathan penso que sabía lo que Dios diría, pero estaba equivocado.
Hoy en día, muchas personas tratan de justificarse diciendo: "Seguramente, Dios no desaprobaría que usemos un piano en la adoración". O "¿Cómo podría estar mal reunirse en un salón de comunion para comer?"
El único problema con ese tipo de pensamiento es que Dios no ha hablado. Nunca nos pidió que lo adoramos con instrumentos o que construyéramos salones de comunión. Como Nathan, asumimos que sabemos la respuesta cuando Dios no nos ha dado una. La respuesta de Dios a David enseña claramente que Dios nos dirá lo que quiere, y debemos dejar todo lo demás en paz.
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